jueves, 6 de diciembre de 2007

Quien no tuvo una mascota??


Siempre quise tener una mascota, pero era un tema que cada vez que se traía a la mesa redonda que antiguamente estaba ubicada en la cocina de casa, los gruñidos de mi querida madre se sentían a pesar de que la batidora estuviese prendida.Tuvimos pajaritos, cotorras, algún ratón (como intruso obviamente) y un sin fin de tortugas de agua, que cual si fuesen alfajores en pleno Enero, su caparazón se derretía en semanas hasta pasar a mejor vida. Era una asignatura más de las tantas que van quedando pendientes en mi block cuadriculado imaginario, donde transcribo algunas de las utópicas metas que rondan por mi cabeza en desorden. Pero tengo que ser justo, además de que mis padres nunca me tuvieron fe en lo que a actos que denoten constancia se refiere, llámese atender una mascota diariamente, lo que en realidad frenaba y ejercía un piquete a la idea de la mascota era la fehaciente posibilidad del desconsuelo en el momento de despedir al susodicho a la hora de su defunción. Recuerdo aquel grillo que acunamos en nuestro secador de ropa en forma de patiecito, que desde su check in a su check out fue más que un amuleto a la hora de esperar con ansias aquel 157 en la voz de algún niño cantor. Gracias a ese pequeño compañero de la timba mi abuela mantuvo el color de su gato capilar al mejor estilo de Chiquita Legrand. Su partida corpórea fue por demás traumática, su entierro en la maceta del palo de agua ubicado en el comedor fue un momento para el olvido. Luego del momento vivido, la fortuna que podían impartir los grillos que llegaban al patiecito, no importaba, solo pensar en la idea de despedir una vez más a un integrante de la familia como lo fue aquel pionero, provocaba la búsqueda incesante del paradero del mismo y su desalojo sin mediar palabras. El encariñarse con un pequeño amigo era una barrera para la llegada formal de mi ansiada mascota.Al poco tiempo de transformarme en un ochorista, y en aquellas caminatas inservibles por nuestra principal avenida en busca de la nada, doble a mi izquierda a mitad de cuadra mirando vidrieras de una de las tantas galerías de la zona. Ropa, ropa más ropa hasta que llegue a un gran ventanal repleto de peces pedorros vestidos de diferentes colores. Siempre me interesaron los que a manera de personal de servicio higienizan el interior de la pecera con la sutileza de un cirujano. Las interrogante de pensar si dicho pez está en planilla o los demás peces lo hacen trabajar en negro, o si es pez con cama adentro o en su defecto al finalizar la jornada laboral parte en el 121 hacia el Rio de la Plata son de las tantas cosas que se me vienen a la mente cuando veo el incansable trabajo de aquel horripilante pez.Lindera a esa inmensa pecera se encontraban una decena de jaulas repletas de ratas de nombre anglosajón, haciendo su ya conocida gracia de correr adentro del cilindro, patético.Todavía no se porque, pero en un momento me vi adentro de aquel acuario, quizas el recordar la voluptuosidad de aquella vendedora fue lo que me atrajo cual si fuesen el cantar de las sirenas. Nos miramos, sus senos y yo obviamente, y dije:-hola, estoy buscando una tortuga.A lo que me respondió-Pa, mira, creo que se llevaron la ultima hace un rato, dejame ver.Y se fue para la trastienda del local moviendo su glúteos de manera fantástica. Al volver me dijo: -Mira tengo ésta, pero vos querías de agua no??Por un momento saque mis ojos de su escote, mire sus manos y portaba una caja de cartón Pernigotti.-Puedo ver? Dije asustado y con ganas de que abriera su camisa y aceptara la propuesta.Tome la caja y al abrir su tapa la vi.Era una tortuga de tierra espectacular. Caminaba con la alegría de aquel que lo van a buscar a la escuela el ultimo día de clase, y me contagió. Tuvimos dos segundos en donde nos miramos y nos dimos cuenta que teníamos que seguir nuestras vidas juntos. Cuando finiquitamos las cuestiones legales, ingresaron al acuario un grupo de féminas con un ligero tono Venezolano, que al ver mi ultima adquisición mascoteril quedaron impactadas.-Que linda tortuga....y es machito machito!!!-Como que es machito?? –dije yo sorprendido.-Si míra el pitillo, míra el pitillio, checo!! (checo = Joven en venezolano)Yo miraba y no veía un culo a la vela, pero igualmente me agrado la idea de la masculinidad de mi futura mascota. Sin más preámbulos emprendimos la retirada en busca de la presentación en sociedad, y la conferencia de prensa en la cocina de casa.Cuando llegue la única persona que pernoctaba era mi abuela, que al ver al tortugo como ganaba terreno en el comedor, lo confundió aberrantemente con una Mulita, insinuando que mi persona había sido victima de algún copetín after-office.No se porque, no me lo pregunten, en ese momento supe que su nombre tenía que ser Pipo, el Tortugo. A medida que llegaban los integrantes de mi familia, las sustancias que había consumido para animarme a traer a ese tractor de las alfombras dejaban de ser livianas comenzando a pensar en mi inminente internación. Poco a Poco, Pipo, una marca registrada a los minutos, se fue ganando el corazón de propios y extraños que veían en su paso cansino la posibilidad de la mascota ideal.El tiempo paso y Pipo el Tortugo aprendió todo el movimiento de la casa a la perfección. Quienes eran habitantes y quienes visitas, a que hora nos íbamos a trabajar, y a que hora volvíamos, los días de fobal, la hora que mi madre va al disco, y el momento del día que mi abuela se junta con las octogenarias del vecindario. Los años transcurrían, y con ellos, los períodos gélidos del año en los que religiosamente Pipo invernaba de Abril a Setiembre, momento en el que despertaba ante la mirada emocionada del Fishman que lo esperaba con pepino picado y una jarra de agua fría. En Julio del pasado año Pipo despertó en pleno invierno más de lo normal, caminaba hasta la zona del teléfono y luego volvía a su rincón favorito bajo la computadora. Si bien era una actitud extraña, ningún integrante de la familia podía dudar de sus movimientos ya que fishman, lo defendía a capa y espada aduciendo que nadie le prestaba la atención que él si le proporcionaba. Noches después al regresar del cumpleaños de mi Tio Polo observamos que la puerta principal estaba entreabierta. Ingresamos rápidamente a nuestro domicilio y nos encontramos con la casa dada vuelta. Cajones revueltos, muebles abiertos, y la ausencia del dinero que se encontraba en mi casa. Si bien era lo único que no estaba, también nos percatamos de la ausencia de el , de Pipo..... Como no darse cuenta, Pipo pertenecía a la Super Banda, asociación ilícita para delinquir, con la que tuvo contacto durante todo el invierno mediante llamadas telefónicas es sus disipados traslados hasta el teléfono. Estudió durante mucho tiempo los movimientos de la casa, con los que diagramo un cronograma diario de entradas y salidas que encontramos bajo la computadora, lugar elegido para invernar. Su camaleónica vida lo llevo a permanecer durante todo el invierno despierto dejando su caparazón como señuelo, mientras que diseñaba el túnel que desde el patiecito de los grillos (a los que mando a matar por un sicario amigo) hasta la esquina de Rivera y Salterain lugar que lo esperarían un automóvil blanco del 2004.La idea de la mascota desapareció para siempre, como el acuario que fantasmalmente cerro sus puertas al día siguiente del triste episodio. Nunca volví a ver a la empleada de acuario, ni tampoco a las Venezolanas truchas, llegando a la conclusión de que una vez más en mi vida se me escapo la tortuga.Germán ITO Barbé